4 de julio de 2005

Jesús, te detestamos

El jueves por la noche comenzó de nuevo en Telecinco ese engendro de la televisión actual titulado 'Operación Triunfo' (aunque a la vista de las dos últimas ediciones debería llamarse 'Operación Fracaso', pero esa es otra historia). El caso es que hacía un tiempo que venía echándoles un vistazo a los castings del invento, porque no voy a negar que hace unos años viví en mis propias carnes furores uterinos intensos con David Bisbal(qué tiempos aquellos!).

Y ahora resulta que uno de los 'triunfitos' (qué palabro más feo), un tal Jesús, se ha convertido en el favorito de media España por ostentar el dudoso honor de ser un híbrido entre el citado Bisbal y David Bustamante. Y me pregunto yo qué gracia tendrá eso: es decir, qué gracia tiene que seas más corto que las mangas de un chaleco y hables así como un mono (como Bisbal, que el hecho de que mueva la pelvis como la mueve es otra cosa) y además lo adereces con lloros, excesivas muestras de alegría, y frases similares a las que tiene el albañil de San Vicente de la Barquera.

Pues ese es el tal Jesús. Y además la gente lo adora porque en el casting llamó a su abuela para comunicarle que había pasado la primera fase (abuelaaaa, abuelaaa, que he pasaooo!), y ahora la peña le ríe la gracia y está todo el rato que si su abuela esto y su abuela lo otro. Y a mí me parece repugnante, grimoso y para más inri, FEO.

Porque además de no hacer gracia eres feo como un macaco, Jesusín. Así que vuélvete a tu Puertollano y no nos des el veranito televisivo con tus lloros y afectadas muestras de alegría. No queremos ver tu careto ni oírte cantar por 'Andy y Lucas' (por dios, esa es otra). Pese a que la España profunda te adore, y quizás incluso llegues a ganar esa mierdaconcurso, que sepas que el futuro que te auguro es similar al de Mai Meneses, Tessa o el tal Ramón (o Vicente, o como se llame) que ganó el último OT. Y que creo que ahora trabaja de mamporrero en su pueblo o así.

Así que, por favor, no nos des el verano, Jesús. Ni tú ni el Vázquez, que ese también tiene tela.

Fdo. Una sufridora televidente

(Y ahora me voy unos días de vacaciones, volveré el fin de semana. Besos veraniegos a todos!)

3 de julio de 2005

Devastación

Este domingo ha sido para mí uno de los peores resacosamente hablando en lo que llevamos de año. Y es que claro, ayer era fiesta por aquí, y después del cenorro de turno (el segundo después del viernes) pues me fui con los amigos a tomar unas copichuelas por la zona. Que quien dice una copichuela dice tres. O cinco (vaya usté a saber).

El caso es que la noche fue magnífica (ligue incluído...¡¡viva la juventud!!) pero claro, siempre hay un pequeño precio que hay que pagar. Y es que esta mañana al despegar el primer ojo y hacer un rápido balance de mi estado físico general, enseguida caí en la cuenta de que eran varios los daños colaterales que se habían producido en mi maltrecho cuerpo serrano:

- El dolor de cabeza: inevitable cuando una se ha pasado con los jarros la noche anterior, así que no tengo más remedio que entonar un ’mea culpa’ y aguantarme, porque nadie me obliga a beber como una energúmena. Así que una pastillita de paracetamol y a esperar a que haga efecto. En fin, todo el mundo cuenta al menos con tener un mínimo dolor de cabeza cuando en una noche de desenfreno se pasa un poco con las copas. Y más aún si te vas a la cama estando trócola perdida, claro.

- Un ojo a la virulé: Al llegar a mi casa esta mañana tenía tantas ganas de pillar mi camita que apenas me desmaquillé (creo recordar que me lavé ligeramente la cara). Así que como últimamente me da por abusar de la sombra de ojos ’Maddie like’, cuando me desperté lo que debería estar en el párpado se había colado dentro del mismo ojo y apenas podía abrirlo. Aparte de tenerlo del color de la sangre y de que no me paraba de llorar. Todo un cuadro de dolor, vaya...

- Los pies destrozados: En principio mis nuevas y flamantes sandalias amarillas del Strafalarius han superado con muy buena nota la primera prueba de fuego, una noche entera de baile. Pero claro, después de la noche de baile hay que volver a casa, y esta vez me ha tocado hacerlo caminando, puesto que al ser fiestas ni había autobuses ni taxis disponibles. Así que, como el 90% de las veces, he llegado a casa a duras penas y caminando como el gran Gregorio de la Calzada, con el consiguiente ’enllagamiento’, ’extra-calentamiento’ y dislocamiento de mis pobres pies. Ahí es nada.

Y aquí me planto. Porque podría seguir enumerando más efectos secundarios, como la revoltura inicial y mañanera, la sed mortalísima, las vueltas que me dio la cabeza al intentar dormir la siesta, o la ansiedad que me ha entrado a la hora de cenar por comer algo salado, como jamón serrano o salsa a la marinera, por poner un ejemplo. Pero no quiero aburriros con algo que todos sabéis lo que es, además ya he cenado (y no puñados de sal, precisamente) y parece que las aguas ya vuelven a su cauce. Aunque preveo una noche con los ojos como platos, ya que me he levantado de la siesta a las 7 de la tarde.

Y ahora es cuando digo la mítica frase. A ver, todos conmigo: ¡¡No volveré a beber nunca más!! ...

Hasta el próximo finde, queridos míos.

2 de julio de 2005

La Zorra

Hoy, en mi sección 'Chorradas', me apetece hablaros de una amiga que tuve una vez, S., apodada cariñosamente 'La Zorra'.

Hace unos quince años que conocí a S. Por aquel entonces nuestra amistad era más pura: cuando se es adolescente uno procura divertirse con las personas más afines que tiene la suerte de encontrar, y S. era una de ellas. La verdad que durante aquellos años lo pasábamos muy bien, torturando a la tonta de su hermana R., que era (y es)medio subnormal o saliendo por ahí a bailar y a hacer el tonto. Me da un poco de vergüenza admitir que quizás la clave de llevarnos tan bien estaba en que éramos asquerosamente parecidas, incluso físicamente (o eso decía y sigue diciendo la peña(miope)).

La cuestión es que después nos separamos, por cuestiones de novios y demás (que se mueran los novios!!) y no sin una cierta acritud. En fin, que cada una siguió con su vida y tal, y resulta que años después, el verano pasado S. volvió como si nada, y para qué voy a mentir, que yo como una estúpida la recibí con los brazos abiertos. Seguíamos siendo tan iguales como entonces, así que enseguida todo empezó a ir sobre ruedas...La verdad que el verano pasado, en ese sentido, fue magnífico.

Pero claro, ¿qué puede estropear la amistad o el buen rollo entre dos mujeres? Habéis acertado, queridos míos: un hombre. El objeto del deseo era un surfero rubio y bronceado, joven y bello que cuando rompió conmigo fue calificado por la Zorra como 'totalmente prescindible' en nuestro grupo. Y ahí estaba yo, medio jodida pero intentando que todos fuésemos amigos y todo paz y felicidad, cuando me empecé a dar cuenta de que quedaban a mis espaldas. Y salían, y cenaban, y se iban de viaje...(horror!)

Así que en un plis pasé a convertirme en una paria, por lo que estallé en cólera (esto es un recurso literario que queda muy bien, pero en realidad lo que hice fue desaparecer sin más. Todo muy digno) y me fui por donde había venido. Y todo hubiese sido perfecto si 'La Zorra' se hubiese muerto, por poner un ejemplo. Pero el caso es que no, es que todavía sigue viva y saliendo con mis ex amigos y mi ex novio. Magnífico, ¿verdad?

Y si la vida fuese una película o un culebrón (¡maldita educación la mía!) ganarían los buenos, oséase YO. Pero la vida es tan jodida que alguien como 'La Zorra' puede permitirse el lujo de pisotear a alguien como yo y salir indemne. Y mentirles a mis ex amigos y que todos me semi-odien. Y seguir con su vida de 'guai' de palo como si nada. Y ahí está ella con su gordura y su escasa o casi nula femineidad.

(Al menos yo estoy delgada y soy estupenda, quizás por eso 'La Zorra' no me quiso tener cerca. Así somos las mujeres. Genial.)