26 de junio de 2006

Un año ya...

El pasado 23 de Junio cumplió un año este mi fastuoso blog, Studio54. Hubiese preferido haberlo cuidado un poco más durante su primer año de vida, pero ya sabéis que he estado fuera durante un tiempo y ahora que voy a volver a irme de casa, no sé en qué medida podré seguir actualizando más o menos de forma regular (aunque no diaria, cosa que never ever podría hacer), pero me gustaría seguir contando mis historias absurdas de vez en cuando.

Durante este año he cantado, he pasado miedo con películas, he llorado (poco), he corrido milquinientos, he hecho la lista de la compra y me han salido patas de gallo en el ojo derecho. Y no sólo eso sino que además me he enamorado. Así que ahora sólo deseo que tanto S. como mi pequeño Studio54 hayan cumplido el primero de muchos, muchos, muchos años.

Y daros las gracias a todos los que me habéis acompañado con vuestros comentarios, en especial a mis 5 lectores, que ya sabéis quienes sois...

Lorena54 (aka La Pichi)

4 de junio de 2006

Derramamientos

La semana pasada al abrir uno de los armarios de la cocina, la lata donde guardamos el café se me vino encima. Café molido, para más señas. Café que además de por mi ropa se introdujo entre las juntas de los azulejos del suelo. Menudo engorro. Ya puestos, me podía haber caído otra cosa, como alubias o garbanzos, por ejemplo.

Otro día venía en coche de hacer la compra y un brick (o cartón, como dice más correctamente mi señora madre) de leche de los que tienen ese absurdo mecanismo que se puede abrir y cerrar (y que se llama "abre fácil" precisamente por eso: porque se abre a la mínima) se me derramó entero por el maletero, con el consiguiente caos, ya que todos sabemos cómo huele la leche en cuanto se seca un poco. Pues eso, que tuve que limpiar a fondo el coche, y aún así estuve una semana aguantando el olor a vomitona de lactante cada vez que iba a trabajar. Que digo yo que se me podía haber derramado agua, o cocacola, o whatever...Pero no. Leche.

Ayer por la tarde fui a la playa, y cuando llegué a mi casa me encontré con que el frasco de aceite protector que uso para el cabello se había abierto y toda la mochila estaba inundada de grasa. Que fíjate que se te pueden caer cosas dentro de una mochila, pero el aceite, creedme, es de las peores. Después de la leche, claro (al menos no huele tan mal). Quizás en el ránking de derramamientos engorrosos el aceite estaría por detrás de la leche y por delante del café molido.

Espero que lo próximo no sea un derramamiento de sangre.