13 de junio de 2005

The Strange

A veces encuentro un extraño placer en el hecho de estar sola. Esta misma tarde he salido a correr hasta El Entrego (3 Km de ida y 3 Km de vuelta) y pese a que al principio me siento un poco agobiada por no poder hablar con nadie (estoy acostumbrada a correr en compañía), al momento empiezo a sentirme bien sin motivo aparente. Yo sola con mis pensamientos, corriendo a mi ritmo, con el sol del atardecer calentándome la espalda y la brisilla que viene del río y que huele a verano animándome el camino.

Casi siempre encuentro a alguien conocido, 'hola-adiós-hasta pronto-te queda menos-así se hace-a ponerse en forma'; y me siento bien sonriendo a un lado y a otro. A veces el mero hecho de encontrar a alguien te anima a continuar hasta el final.

Otras veces te encuentras a corredores que van en dirección contraria y que te saludan, o simplemente te miran con ojos de solidaridad (sobre todo si les ves que no van sobrados, como tú), entonces respiras hondo y te sientes bien, aprietas el ritmo y continuas.

Paseantes, adolescentes en patines, perros, niños, pandillas de jubilados (dios os libre de decirme algo!), mujeres cotilleando, bicicletas. Y la tarde estupenda, y tú pensando que a veces no hacen falta grandes acontecimientos para sentirse bien, y te alegras porque te das cuenta de que empiezas a apreciar las pequeñas cosas de la vida...

No hay comentarios: