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14 de noviembre de 2007

Civitas urbi ver aeternum est


Cuando vivía en Ávila pasaba tanto frío que por las tardes, al salir de clase, solía meterme bajo el chorro de agua hirviendo de la ducha. Cerraba los ojos y dejaba que el agua caliente corriera por mi cabeza y por mi espalda, sin ni siquiera moverme, esperando a que desapareciese el entumecimiento y a la vez esperando a que todos mis problemas (que yo creía que eran muchos) fueran arrastrados por el agua y se escapasen con ella por el desagüe.

Aquella época me queda un poco lejos, y pese que ahora vivo en "la ciudad de la primavera eterna", por las tardes vuelvo a recuperar aquella fea costumbre de escaldarme con agua hirviendo hasta que los cristales del baño se quedan empañados. Y no porque pase tanto frío que necesite que la sangre vuelva a correr por mis venas, sino de nuevo como un ejercicio de purificación, para que toda esta melancolía se vaya por el desagüe.


Necesito no pensar.

23 de enero de 2007

Síndrome de Estocolmo

Esta tarde, mientras revisionaba los vídeos de aquellos días, me he dado cuenta que os echo tanto de menos que ni siquiera me lo había planteado antes. Al principio, he empezado mirándolos de forma mecánica, de esa forma indolente en la que uno hace las cosas cuando se aburre.

Pero de repente, he comenzado a sonreir, algo que no suelo hacer muy a menudo cuando estoy sola. Vuestra risa, vuestras cosas, vuestra voz. Todo me transportaba a aquel lugar. Y parece que aún fue ayer cuando nos conocimos, cuando disfrutamos y sufrimos a partes iguales de aquella experiencia.

Y recuerdo con estupor cómo cada mañana me despertaba repitiendo la misma frase ("odio este sitio"), pero ya sabéis lo gruñona que soy recién levantada. ¡Cuánto me arrepiento de no haber sabido saborear todo aquello segundo a segundo!.Y cuánto me gustaría que ahora supiérais lo poco de cierto que tenía aquello y lo mucho que echo de menos aquel trocito de vida que compartimos y que nunca olvidaré.

Con cariño, L.

Para I., N. y R.

11 de diciembre de 2006

Dejadez

Desde hace dos días no piso la cocina, salvo para hacerme el desayuno, pero sólo para una persona y sin zumo de naranja ni galletas de "marbú".

Los platos sucios se apilan en el fregadero y me alimento únicamente de frutos secos, cereales y café con leche. Nunca me ha gustado mucho comer sola.

La tele lleva encendida más de venticuatro horas y he visto las dos primeras temporadas de "Sexo en Nueva York" de una sentada. Cuando a Carrie se le escapa el pedo delante de Mr. Big me he reído sola, como una loca. Anoche vi incluso la gala de OT, como una loca más loca todavía.

Tengo los pies fríos de forma permanente, así que me he pasado la tarde envuelta en el edredón. Y ayer no pude dormirme hasta las tres de la mañana, pese a que hoy tenía que levantarme a las seis. Por cierto, que en medio de la noche me he despertado porque la cama se ha movido sola. Hace unos meses que me pasó lo mismo,aunque el periódico desveló días después que se había tratado de un seísmo (completamente cierto). Puede ser.

Por las mañanas, justo antes de salir de casa, vuelvo a recordar el sueño ese recurrente que tengo, que consiste en que cuando voy a salir alguien me acecha fuera, tras la puerta, y cuando la abro me da un empujón y me mete otra vez en casa. Y que no me quiere matar, ni robar ni nada, pero del susto que me llevo me cago viva. Es que no soy nada valiente.

Y todo esto por no hablar de la montaña de ropa (a la que llamo cariñosamente "Meri") que coge posiciones en mi habitación, de los cigarrillos "Vogue" o de la bola de paja que pasa de vez en cuando rodando por el salón.

S.,vuelve pronto!

19 de mayo de 2006

Sonríe

¿Por qué a la gente le cuesta tanto sonreír?...

A veces alguien me da los buenos días o las buenas tardes con una cara de perro que, la verdad, no sé si contestarles o salir corriendo. Por eso me gusta tanto despertarme al lado de S. y que siempre esté esperando ahí a que yo abra un ojo para darme los buenos días con una sonrisa. Y da igual que sean las 7 de la mañana, que lo primero que dice siempre es: "buenos días" y sonríe.

Y es que valoro mucho ese gesto. Tanto, que ahora que no está, no puedo comer galletas Fontaneda Diver porque me sonríen y me da pena. Es que tienen esa cara tan riquina que me da no sé qué el hincarles el diente y dejarlas ahí con un solo ojo (y luego sin nada), a las pobres.

Es que aparte de S., las Fontaneda Diver son las únicas que me sonríen.

18 de abril de 2006

I'm in love with you...

...you silly thing
Anyone can see

What is it with you, you silly thing
Just take it from me
It was not a chance meeting
Feel my heart beating
You’re the one

You could take all this, take it away
I’d still have it all
Cause I’ve climbed the tree of life
And that is why, no longer scared if I fall

When I get lost in space
I can return to this place
Cause, you’re the one

Nothing fails
No more fears
Nothing fails
You washed away my tears
Nothing fails
No more fears
Nothing fails
Nothing fails

I’m not religious
But I feel so moved
Makes me want to pray,
Pray you’ll always be here

I’m not religious
But I feel such love
Makes me want to pray

When I get lost in space
I can return to this place
Cause, you’re the one

I’m not religious
But I feel so moved
I’m not religious
Makes me wanna pray
I’m not religious
But I feel so moved
I’m not religious
Makes me want to pray...

(Nothing Fails, Madonna)

9 de abril de 2006

La decisión de Pichi

A veces en la vida se nos presenta una disyuntiva, un cruce de caminos en el que la elección de uno u otro puede ser crucial para los acontecimientos que se puedan desencadenar. Y a partir de ahí tienes que arreglártelas, así que la decisión no suele ser nada fácil. Esta tarde se me ha presentado una de esas disyuntivas cruciales; hacía dos años, quizás más, que no me encontraba con ninguna. Así que he tragado saliva y he decidido seguir adelante. Sí, creo que será lo mejor. Al fin y al cabo, lo positivo sigue ganando a lo negativo. Así que con la cabeza muy alta me trago mis motivos y sigo adelante.

Felices vacaciones.

8 de marzo de 2006

Chicken legs

Estos días, de repente y sin previo aviso me han salido patas de gallo en el ojo derecho. En principio no sería nada del otro mundo si no fuera porque se han plantado ahí sin avisar, sin ni siquiera un amago de arruguita, una raya o yo que sé, algo que me diese tiempo de reaccionar e irme corriendo a comprarme un contorno de ojos de Roc (promesas cumplidas) . Pero no, de repente tengo patas de gallo en un ojo (y no en los dos, que es lo más triste) y no sé cómo combatirlas.

Y sí, ya sé que tengo treinta años y tal, y que es lo normal de la edad (digo yo), pero es que con ventinueve y medio juraría que no tenía arrugas de ningún tipo. ¿Será alguna señal?. He estado pensando que puede que sea porque de un tiempo a esta parte estoy siendo más feliz de lo habitual en mí (que era nada) y bueno, ya se sabe que estas arrugas las da la felicidad y esas tonterías que se cuentan. Pues no sé, puede que sea cierto, porque cuando era una persona depresiva, llorona y preocupada por todo lo que no tenía que preocuparme creo que no tenía nada de esto. Que sería una cosa más por la que preocuparme...pero no, no tenía patas de gallo.

Y hace un rato estaba hablando contigo por teléfono y me miraba al espejo mientras observaba cómo me salían más patas de gallo a medida que me hacías más feliz. Y no me importó en absoluto.

P.D. De todas formas mañana me voy de urgencia a la farmacia y que me den algo efectivo o nunca más volveré a sonreir....grrrrrr!

26 de diciembre de 2005

El abuelo Angel

El abuelo Angel nos solía contar un chiste que repetía a menudo (le fallaba un poco la memoria, al pobre):

"Esto era un señor que todos los días iba al mismo bar, se sentaba en la misma mesa y miraba las esquelas en el diario. El dueño del bar le observaba hacer todos los días lo mismo, llegaba y leía todas las esquelas, una por una. De repente, un día, el dueño comenta extrañado: ’Hoy que sale en una esquela este hijoputa no viene a leer el periódico’’.

Ayer, día de Navidad, al abuelo Angel le pasó lo mismo que al del chiste.

Descanse en paz.