5 de noviembre de 2005

Muñona

Supongo que algunas personas nacen con una fastuosa capacidad para todo lo que sea movimiento corporal y esfuerzo físico. No es mi caso. Estoy descubriendo (aunque creo que es algo que en el fondo siempre supe), que soy una auténtica torpe para todo lo que suponga correr, saltar, moverse o hacer algo con las manos (a no ser eso de ’perdida en el sillón de mi cuarto pienso en ti con mis manos’, que es otra cosa, you know).

Es lo mismo que esa historia que cuentan de que unos tenemos más desarrollada la parte del cerebro que sirve para las letras y otros la que sirve para las ciencias. Pues seguro que hay una parte del cerebro que rige la agilidad y que en mi caso está irremediablemente atrofiada, porque si no no entiendo por qué tengo que ser la peor en todo lo que sean pruebas físicas y demás.

Aunque pensándolo bien...¿para qué demonios sirve lanzar un ’balón medicinal’? Es más, ¿alguien me sabe explicar por qué se llama a eso ’balón medicinal’? ¿Qué tiene que ver con las medicinas?...¿Qué sentido tiene correr mil quinientos metros en 6 minutos y pico? ¿Y correr cien metros en no-sé-cuántos segundos? ¿Me va a hacer eso mejor persona o más válida para según qué cosas? Vale, ya sé que es la típica envidia y consuelo de los torpes el decir que la educación física no sirve para nada, pero es que, queridos, os voy a hacer una revelación: no sirve para nada.

Me marcho a comer un ’donus’ (hasta pronto!).