30 de junio de 2005

Petarda

Soy petarda. Al menos así me siento y así es como me califican los que me conocen. Soy petarda y reivindico la frivolidad como forma de vida y la superficialidad como lucha contra todo lo supuestamente sesudo y profundo que nos rodea. ¿Acaso la vida no consiste básicamente en alcanzar la felicidad? Pues seamos entonces optimistas y enterremos a aquellos seres transcendentales que fuimos en el pasado, convirtiendo nuestra vida en un petardeo sin fin.

* MANUAL BÁSICO DE LA PERFECTA PETARDA:

Una noche, charlando con Sunsetonibiza, me preguntó si me había leído el libro ’Manual de la perfecta petarda’, escrito por la ’Drag Queen’ Diossa. Al decirle que no había tenido el gusto, me comentó un párrafo que rezaba lo siguiente:

’Dice Alaska, cuando se le pregunta por "qué es una petarda" (porque si hablamos de petardeo, se dice en femenino, petardas somos nosotros y nosotras): "la petarda tiene una determinada visión sobre lo que los demás consideran frivolidad, cultura popular, chabacaneria, horterada...la petarda tiene una vision elaborada sobre todo ello y un sentido del humor que le permite asimilarlo’.

Es decir, que lo básico es el sentido del humor. Lo que a ojos de los que van de ’cultos’ puede ser chabacano y hortera, a nuestros ojos puede ser ’lo más de lo más’, pues como decía aquél, ’todo depende del color del cristal con que se mira’. Así que me da igual reconocer que me gusta Gran Hermano, que amo a Madonna sobre todas las cosas, o que prefiero irme de compras a cualquier tienda barata tipo el Blanco antes que irme a un Museo o al teatro (a no ser que me invites, baby).

* PROFUNDOS VS. PETARDAS:

Sunsetonibiza me comentaba también que últimamente tiende a alejarse de aquellos que están siempre deprimidos. Hay gente demasiado profunda, que se come demasiado el coco, y eso llega a afectar a los que se encuentran a su alrededor. Y yo estoy totalmente de acuerdo con él.

Afortunadamente nosotros ya hemos superado aquellos días duros de adolescencia en los que cualquier contratiempo podía con nosotros y nos hacía encerrarnos en nuestra habitación, mientras nos torturábamos con canciones y gestábamos ideas suicidas (en plan ’me tomo una caja de aspirinas y me mato’) plasmándolas en papel cual ’escritores malditos’. Quizás la imagen quede muy bien como protagonistas de ’Rebelde sin causa’ o algo similar, pero oye, qué quieres que te diga, una vez superadas determinadas etapas, uno tiende a alejarse de todo aquello que le hacía daño en el pasado.

Así que la solución pasa por tomarse las cosas con optimismo y buen humor. Y para eso ayuda mucho el juntarse con personas de la misma especie (léase petardos o petardas), que te ayuden a quitarle un poco de hierro al asunto o que te saquen a bailar a cualquier garito donde pinchen a Raffaella Carráo alguna así por el estilo...

* MÚSICA PETARDA:

Para mí siempre serán inolvidables aquellas noches en las que salía por Madrid con mi grupo de amigos de entonces (¿qué fue de aquello?): nos emborrachábamos con cualquier cosa ’poco fina’, como sangría o cerveza (como un ’giri’ cualquiera) y nos lanzábamos a la pista de la Sala El Sol, Morocco o el Moon. Y una vez que empezábamos a bailar ya no nos importaba hacer el rídiculo ni nada por el estilo, pues la música de Madonna, la Carrá, Alaska (Fangoria o como diablos se llame), o cualquier petarda años 60 como la Dúrcal o Marisol hacía todo lo demás:

’Tengo el corazón contento corazón contento
y lleno de alegría
tengo el corazón contento desde aquel momento
en que llegaste a mí...’


...Y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa. Y entre el cante y el baile. Porque a las petardas nos encanta cantar y bailar, no necesitamos más para que una noche de fiesta sea inolvidable. Y si te echan del Morocco por pedir insistentemente a Madonna porque el D.J. se ha cansado de aguantar a ese grupo de petardas, mejor que mejor (ya tenemos algo que contar). Seamos excesivas!!

* SEAMOS MÁS PETARDAS SI CABE:

Los deportes nacionales de las petardas son dos: ir de compras y criticar. Como os comentaba antes, la superficialidad nos empuja a preferir cuatro trapos del Zara en rebajas a una tarde en la Opera, por poner un ejemplo. Y ya no os digo nada si la tarde de compras incluye un café con otra petarda (o varias) donde el tema principal sea el criticar.

Sunsetonibiza me contaba lo que ’El Manual de la Perfecta petarda’ (que a partir de ahora será nuestra Biblia particular) dice al respecto:

’La petarda es fashion-victim y drama-queen (...). Aunque la petarda es eminentemente vaga y siempre está ocupada en tonterías y perdiendo el tiempo viendo la tele o por ahí de compras, de alguna manera busca cada día el momento de practicar su deporte favorito: CRITICAR (...). La petarda es una lianta y una criticadora profesional. Es una maruja y suele ser bastante falsa. Salir de compras es para la petarda su primer mandamiento’.

¿Qué se puede decir tras esta genial definición? Nada, porque es totalmente cierta. No hay nada que nos guste más que el cotilleo descarnado y los trapos, así que ya sabéis, como dice la canción de Circodelia:

’Es difícil madurar cuando se tienen
tres toneladas de ropa.
Admitámoslo,no existe mejor plan
que irse de compras’


Pero otro punto de las petardas es que, cuando estamos tristes, somos un tanto patéticas. Aunque...¿hay algo más sublime que el patetismo asumido, consciente, llevado hasta sus últimas consecuencias?...Pero ojo, que ese patetismo consciente sólo nos lleva a, como mucho y en ocasiones, vaciar la nevera o, como dice Diossa, ’ponernos finas a base de cocidos, nocillas, bombones, espaguetis, chuches, churros, leche condensada, chocolate blanco, helados y bollería industrial en general. Luego nos arrepentimos y alternamos temporadas de régimen estricto porque nos hemos puesto como vacas de concurso’.

* PETARDOS Y PETARDAS:

Siempre se me ha planteado un problema respecto a la definición de petarda, pues no sé por qué, me suena como más descriptiva en femenino que en masculino (aunque petardos también los hay, y muchos). Hablando de este extremo con Sunsetonibiza (como veis, nuestras conversaciones dan para mucho), éste volvió a echar mano del manual de Diossa, que dice lo siguiente:

’La diferencia entre Petarda y Petardo: Petarda NO es el femenino de petardo, así como moca no es el femenino de moco. O si no, comeos una tarta de mocos a ver qué tal. Petarda es una palabra que engloba a ambos sexos. Según algunos expertos, la conjunción de la calidad de petarda y petardo en una misma persona y a un mismo tiempo, podría provocar una paradoja espacio-temporal que destruiría el cosmos. No obstante, partiendo de la mezcla de ambos términos petarda y petardo, se conoce a este híbrido con el nombre genérico de “pedorra”.’

Como yo no soy una experta, y sólo me baso en lo que es mi experiencia personal y la de mis amigos, no me queda muy claro lo de la paradoja espacio-temporal que destruiría el cosmos, porque sigo pensando que petardos los hay a patadas. Pero bueno, os invito a merendar un café con tarta de mocos y santas pascuas, ¿hace? (y no os preocupéis, que para cenar hay ’Biomanán’)

* PETARDAS Y FAMOSAS:

Las petardas somos iconoclastas y además mitómanas. Adoramos a nuestros ídolos terrenales y paganos y nos importa un bledo admitirlo. Como os contaba antes, adoro a Madonna sobre todas las cosas, ella es mi guía e inspiración. Y Sunsetonibiza adora a la actriz hindú Helen, siempre con sus pestañas postizas, sus lentillas azules e hipermegaoperada como ella sola. Quizás quedaría más guay afirmar que adoramos a Teresa de Calcuta, pero qué quieres que te diga...

En su libro, Diossa dice que petardas famosas son Alaska, Divine (musa de John Waters), Fanny McNamara, Marujita Díaz o monstruosidades tales como Grace Jones (petarda posmodernista).

Adoramos a Madonna, a Sarah Jessica Parker, a Jennifer o cualquiera que se nos ponga delante, siempre que podamos copiar su peinado, su ropa o su look en general. Y si pongo la tele no quiero ver el telediario, prefiero ver ’Desperate Housewives’ (o mi difunta SATC, cielosanto!) que no me hace comerme tanto la cabeza, mira tú. Y es que sólo nos gusta lo superficial...

’Hagamos algo superficial y vulgar
Algo tonto que hayamos hecho ya
Cada dí­a me cuesta un poco más
Acostumbrarme a tanta vulgaridad
Así que hagamos algo muy muy vulgar
Algo tonto que hayamos hecho ya
Es muy fácil pero hay que respetar
Los diez mandatos de la Ley de Caifás’


* POR ÚLTIMO...LO PEOR:

Un último apunte que me viene a la cabeza tras leer algún extracto del ’Manual de la Perfecta Petarda’, es que para nosotras todo es ’lo peor’. Pero no os confundáis, porque ’lo peor’, quiere decir exactamente que algo es ’lo más’. Así que, para ir acabando, te diré, amigo Sunset, que eres ’lo peor’, y que gracias a ti he podido acabar de elaborar este manifiesto en el que, por fin, y después de tantos años recibiendo este cariñoso apelativo, me declaro abiertamente una petarda.

(Dedicado a Alvaro, a Carolina, a José Luis, a Alberto, a Adriana, a Toni, a Elena, y a tantos y tantos petardos que han pasado por mi vida de los que ahora ni me acuerdo)."

28 de junio de 2005

Reencuentro

Ayer por la tarde me reencontré con una antigua compañera del colegio. La vi de lejos y enseguida la reconocí, no había cambiado nada, así que con los brazos abiertos me levanté de mi silla y me acerqué a ella que se mostró tan emocionada como yo. Y eso que han pasado al menos como 4 años desde la última vez que nos vimos, y 15 años desde que dejamos de ir juntas a clase. 15 años! que se dice pronto...

Lo curioso es que N. iba acompañada de su madre y empujando el carrito de un niño. De su hijo. Ya ves, hace años que no la veo y de repente la encuentro con un hijo rubio precioso, lo que implica que por el medio ha tenido novio, se ha casado, se ha quedado embarazada y ha tenido un bebé. Ha hecho todo eso! Porque, coño, yo después de estos años sigo siendo tan absurda como siempre, en mi vida no ha pasado nada positivo o digno de mención. Pero tener un hijo, como que tampoco me apetecía, ya ves...(de hecho, estoy pensando en comprarme un perro)

Después de hacerle un par de carantoñas al niño (¡que me odiaba!) y de ponernos al día, N. se fué con promesas de volvernos a ver. Y yo me quedé sentada en la terraza del bar con mi cocacola light, mi corte de pelo estupendo y mi bronceado de ciudad.

(En el fondo qué feliz soy!!)

27 de junio de 2005

Puesta al día

Vale.

Al fin me he puesto al día con el blog. Esto de trasladar mis chorradas iniciales desde el espacio de msn (maldito!) hasta un blog ''de verdad'' ha sido agotador.

Pero mañana ya empiezo a escribir día a día y en condiciones, lo prometo...

24 de junio de 2005

Volver

De repente tengo unas ganas locas por volver...

Volver a mi vida de antes. Al mismo sitio y con la misma gente. Incluso volver con J. (y no es que me esté volviendo loca, esta tarde realmente me acordaba de ti).

Debe ser que en el fondo tengo miedo a lo desconocido, a lo que pueda venir en un futuro no muy lejano. Sin embargo, no creo que me haya equivocado en mi elección de dar un cambio tan drástico en mi vida, en el fondo pienso que lo que me espera va a ser infinitamente mejor que lo que dejé atrás.

Pero entonces, ¿por qué ahora sólo pienso en volver?...

Ojalá el tiempo pasase más rápido.



En Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver (J. Sabina)

20 de junio de 2005

SATC

Ahí va un relato para el día de los Enamorados. Prepárate.

Una periodista inglesa ingeniosa y atractiva se mudó a Nueva York y muy pronto pescó a uno de los solteros más codiciados de la ciudad. Tim era un inversor financiero de 42 años que ganaba 5 millones de dólares anuales. Se besaron y pasearon de la mano durante dos semanas, hasta que un cálido día de otoño él la llevó en coche hasta la casa que se estaba construyendo en los Hamptons. Juntos estudiaron los planos con el arquitecto.

El domingo por la noche, el inversor la dejó en su apartamento y le recordó que tenían una cena el martes. El martes Tim telefoneó para aplazar la cita. Pasaron dos semanas y la periodista seguía sin tener noticias de él, de modo que le telefoneó para decirle que el aplazamiento se estaba alargando mucho. Tim le dijo que la llamaría a finales de semana.

Por supuesto, no llamó. Pero lo que realmente despertó mi interés fue que la periodista inglesa no entendiera lo sucedido. En Inglaterra, dijo, el hecho de conocer al arquitecto habría sido un paso importante. Entonces caí en la cuenta de que ella era de Londres. Nadie le había hablado del Fin del Amor en Manhattan. Ya aprenderá, me dije.

Bienvenidos a la Era de la Pérdida de la Inocencia. Las luces fulgurantes de Manhattan que sirvieron de telón de fondo a las citas inocentes de Edith Wharton todavía brillan, pero el escenario está vacío. Nadie desayuna con diamantes y nadie tiene aventuras que recordar. En lugar de eso, desayunamos a las siete de la mañana y tenemos aventuras que procuramos olvidar lo antes posible. ¿Cómo nos metimos en este lío?

(''Sexo en Nueva York'', Candace Bushnell)

19 de junio de 2005

Comiendo

Esta tarde, mientras me sentía culpable zampando un café con galletas (integrales) pensaba en si Gwyneth Paltrow sentirá a veces ese deseo a media tarde de unir galletas María de dos en dos mientras moja los emparedados en un café con leche. ¿Será Sarah Jessica Parker de las que se levantan del sillón en medio de la digestión a arrancar a hurtadillas dos (o cuatro) onzas de chocolate de una tableta para deleitarse mientras se le derriten en la boca? (sí, ya sé que ella es delgada por naturaleza, pero...). Me pregunto si Madonna se come una bolsa de pipas después de cenar mientras ve la tele (o quizás después de acudir a una reunión de esas de los Cabalistas, que deben de ser agotadoras). O si Kate Moss cuando su padre (or whoever) compra una docena de pasteles los domingos, se jura que ’’únicamente probará uno’’ y luego acaba cortando trocitos de todos ellos sólo ’’para ver cómo saben’’ (aunque pensándolo bien, Kate no vale, ya que seguro que lo sustituye por tabaco, rayas o cualquier cosita por el estilo). Entonces digamos Sienna Miller: ¿se va de tapas los viernes con sus amigos (o con Jude Law) y come hasta perder la consciencia?...

La respuesta es: seguro que NO!!

P.D. Más tarde he pensado en Jennifer López, que seguro que alguna vez se come un cacho de bizcocho y no se muere. Alabado sea Dios.

13 de junio de 2005

The Strange

A veces encuentro un extraño placer en el hecho de estar sola. Esta misma tarde he salido a correr hasta El Entrego (3 Km de ida y 3 Km de vuelta) y pese a que al principio me siento un poco agobiada por no poder hablar con nadie (estoy acostumbrada a correr en compañía), al momento empiezo a sentirme bien sin motivo aparente. Yo sola con mis pensamientos, corriendo a mi ritmo, con el sol del atardecer calentándome la espalda y la brisilla que viene del río y que huele a verano animándome el camino.

Casi siempre encuentro a alguien conocido, 'hola-adiós-hasta pronto-te queda menos-así se hace-a ponerse en forma'; y me siento bien sonriendo a un lado y a otro. A veces el mero hecho de encontrar a alguien te anima a continuar hasta el final.

Otras veces te encuentras a corredores que van en dirección contraria y que te saludan, o simplemente te miran con ojos de solidaridad (sobre todo si les ves que no van sobrados, como tú), entonces respiras hondo y te sientes bien, aprietas el ritmo y continuas.

Paseantes, adolescentes en patines, perros, niños, pandillas de jubilados (dios os libre de decirme algo!), mujeres cotilleando, bicicletas. Y la tarde estupenda, y tú pensando que a veces no hacen falta grandes acontecimientos para sentirse bien, y te alegras porque te das cuenta de que empiezas a apreciar las pequeñas cosas de la vida...

12 de junio de 2005

Al carajo

El otro día hice un experimento...

Y es que odio la Fórmula 1, pero como desde que existe Alonso (y no antes), la peña anda flipada con el asturiano, pues pensé ’’voy a ver la carrera de hoy a ver si es que yo soy la rara y verdaderamente hay algo mágico en dar tropocientas vueltas a un circuito en un coche de carreras’’. Así que como a las 6 y pico ya se había quitado el sol (esto es Asturias, queridos), entré en casa a ver el evento...

Como siempre, mi padre y mi hermano ya estaban apostados frente al televisor (creo que mi padre es la única persona que conozco que toda la vida ha visto las carreras de F-1, pero afortunadamente ahora se ahorra la chorrada de vestirse de azul). Es de los que a veces se levantaban a las tantas de la madrugada del domingo para ver ’’El-gran-premio-de-no-sé-dónde’’, y al que muchas veces he tenido que rogar ’’por favor, baja el volumen de la televisión’’. Porque no hay nada más insoportable que estar escuchando el ’’brun-brun’’ de los malditos coches, sobre todo si no estás prestando atención a la historia.

Un inconveniente básico es ese: no soporto el sonido. Otra cosa es que no soporto al tío calvo que lo comenta en Tele5, que termina todas sus frases siempre con el mismo soniquete, con la misma cadencia. Es el típico comentarista al que escuchas más de media hora y ya estás pensando: ’’muérete!!’’.

En fin, que pequeños inconvenientes aparte, hay otro de bastante peso: son 70 vueltas. Setenta!! No diez, ni veinte, sino 70 vueltas que duran como cosa de dos horas. Y digo yo que si para medir quién es el mejor o esas historias no vale dar la mitad. Ellos sabrán. Lo malo es que cuando llevas media hora sin apartar la vista de la tele, ves que las imágenes se repiten hasta infinito: otra vez la misma curva, otra vez la misma recta, otra vez el otro que casi se sale...Y por si acaso te pierdes una de esas interminables repeticiones, mientras están retransmitiendo la publicidad no dejan de enfocar el puñetero circuito en un recuadro pequeñín en el margen superior izquierdo de la pantalla. Para morirse.

Algo que me molesta especialmente es la eterna obsesión por Alonso. Que si Alonso esto que si Alonso lo otro. A la mierda Alonso. Seguir a Alonso es como ser del Madrid, no tiene ninguna emoción. No mola seguir siempre al que gane en cada momento. Así que por elegir a otro, decidí que me quedaba con un tal Tacuma Sato, que me hace mucha gracia su nombre y por lo visto esta temporada está teniendo muy mala suerte. Vivan los perdedores, como diría mi querido Sabina!!. Tacuma rules!!

En fin, que al final el Alonso la cagó (pinchó una rueda o algo así), y en mi casa querían que ganase Schumacher (no sé si el famoso o el hermano, no los distingo) porque el otro que iba en cabeza está más cerca de Alonso en puntuación y fíjate si le gana, qué dramón. Reconozco que las vueltas finales me dediqué a otros menesteres, ya que no era capaz de seguir mirando a la tele para ver siempre lo mismo: apasionantes entradas en boxes en las que unos tardan 10 segundos y otros mogollón (unos 12, fíjate!).

Y al final ganó el otro, que no me acuerdo cómo se llama, y el Schumacher no, así que Alonso sigue líder pero lo tiene peor. Y en Tele5 seguían erre que erre con Alonso. Estaban los tres que quedaron primeros subidos en el podio (en su momento de gloria) y esta gentuza venga a vueltas con Alonso. Por dios, que los 3 que están ahí están por algo. Porque en esta carrera han sido los mejores, o porque no han tenido la mala suerte de pinchar. ¡¡Así que cerrad el pico con Alonso, que ya apestáis!!

Resultado de mi experimento: no volveré a prestar atención a una carrera de F-1...

8 de junio de 2005

Morir, dormir...

Morir...dormir; no más! ¡Y pensar que con el sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida! ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos?

(Hamlet, W. Shakespeare)

3 de junio de 2005

Algo querrá

Cuando Johnny Fontane apareció en la boda de la hija del Don, éste se emocionó por el cariño que le demostraba su ahijado más querido. Ante la alegría del Padrino al volver a ver a Fontane después de tantos años, su Consigliori Tom Hagen le advirtió: 'Algo querrá'.

De repente, alguien que me tenía totalmente olvidada me llama por teléfono y me deja un mensaje en el contestador de esos con voz en falsete en el que me dice que sólo quería saber de mí y ver qué tal estoy, y que no me preocupe que ya me volverá a llamar...

Algo querrá...

2 de junio de 2005

Moulin Rouge

El sábado pasado estábamos inmersos en una sesión de películas musicales cuando, después de caturrear hasta la saciedad ’All that jazz’ nos apeteció destrozar el ’Come what may’ de Moulin Rouge. Pero ¡que sorpresa nos llevamos al comprobar que dentro de la caja del DVD de la película no había....NADA!

Al volver a mi casa, abrí todas las cajas de los DVDs que poseo (que no son pocos) con la esperanza de haber guardado el disco dentro de la caja equivocada, pero sin éxito: Mi amada ’Moulin Rouge’ había desaparecido...

Por eso le pido por favor al pequeño aprendiz de ratero al que en su día le haya prestado la película y haya tenido el morro de quedarse con el contenido que, por favor, me la devuelva.

Gracias.



Suddenly the world is just a perfect place...